El Fanzine como proyecto.



"Un fanzine o una autoedición no es sino el resultante de un proceso cognitivo"

Sin querer buscar lo pretencioso y aterrizar en el órgano de lo extravagante, en este texto trataremos de aclarar un par de ideas sobre la elaboración de un proyecto autogestionado, digamos (aquí y ahora) que será sobre autopublicación con la temática y género que sea. Iremos por pasos y quizá llegaremos a algo, si no, por lo menos habremos creado un intento. Note usted que ya estamos con el tema de crear, digno del ser no divino.

Pues bien. Para generar un proyecto relacionado con autoedición, como hemos propuesto, antes es necesario abordar el tema desde la infraestructura que podría tener la autogestión, y así construir un entendimiento objetivo de la edición como el ente que servirá para que el autor, dentro de los factores que potencian la creatividad, genere background construido con la formulación de sus pensamientos, que bien podrían ser basados en el método empírico ejecutado de manera paulatina, y apoyados también en su formación contínua dentro de los espacios creativos (entendamos academia, escuelas, talleres) y como acentuaría Guy Debord, posibles psicogeografías que se verán plasmadas en su obra evocando lo que plantea como desarrollo.

La importancia del razonamiento previo a la creación de un proyecto, entonces, es necesaria porque así podremos enmarcar la actividad de autoedición dentro de los campos de la autogestión ya una vez filtrados por la autocrítica —siempre que sea libre de prejuicios si fuese posible—, y así el planteamiento será objetivo con la dialéctica que ejerce la publicación sin mediadores. De este modo el proyecto de autoedición será enfocado a una realidad que evoca al autor desde sus inicios empíricos (dicho antes), esto es, a los pensamientos que ha ido desarrollando con sus técnicas, ideologías, metodologías científicas y las actitudes frente a la vida. No a la deriva (que también podría ser funcional dado el caso), pero sí al desarrollo de la actividad como proyecto.

Si se elige este modelo para realizar el planteamiento de generar un sistema de autoedición, deberá ser pensado con los cánones de la edición, es decir con los mecanismos que utiliza para su profesionalidad —obviando que la metodología buscada es ésta de realizar una profesionalización—, pero con las directrices diferentes por los medios de producción y por los planteamientos del proyecto en sí, que serán con fines no lucrativos sino enfocados a la inmediatez que tiene la creatividad bidireccional: de la mano del autor a la mano del lector-consumidor quien será el que disponga del producto resultante de un proceso de la realización del proyecto. Lo que significa que el receptor estará viendo no una obra, sino la parte final del proyecto, el objeto físico, lo palpable de la obra total.

Una vez dicho esto, que un fanzine o una autoedición no es sino el resultante de un proceso cognitivo de actuación en el largo proceso que comienza, que tiene un génesis, que surge con apartados primigenios, que su principio se basa en los orígenes del pensamiento, esto es, la idea, entonces podemos continuar.

Pero…, ¿cómo es posible tener una autoedición sin deriva? ¿Es posible?

Hemos intuido un proyecto para crear una autoedición que bien podría convertirse en autopublicación impresa, pero también podría ser posible no hacer un esbozo de lo que sería el proyecto..., sino sumergirse en el proyecto con la actuación de la publicación, que sería la creación de una edición (sea cual fuere su género) como proyecto, anteponiéndose al proyecto previo, es decir, siendo el proyecto mismo, la obra final, su desarrollo, su idea. La no idea previa y el no-proyecto. Una creación sin antesala, un escenario sin camerinos. Un espacio sin filtros. Dadaísmo puro en la recreación de sí mismo. El lodo acariciando la piel mientras se crea, el silencio abriendo cabos sobre el papel. La rotura del cuerpo teórico para dar un salto (casi cuántico) a la objetualización de la materia sin cámara de repuesto. Disparo y objeto. ¡Boom! onomatopeya fresca. Mierda escurriendo en el WC pero sin síntomas escatológicos: arte en estado inocuo. Un amanecer detrás del mar mientras se edita. Todo y nada, grapas y lomo. La importancia del ahora pero con Coelho muerto. Digamos proyecto, pero desde el momento exacto de la actuación, un orgasmo constante y nada más. Una deriva (ajá), un acto de limpieza cualitativa sin líneas financieras. De esta forma optariamos por la desacralización del proyecto, la liberación del proceso formal y actuaríamos con un modelo, por popularizarlo, de carpe diem.

Ahora bien, hemos intentado enmarcar dos modelos para la gestión de autoedición sin realizar previos análisis del desarrollo de la autocrítica, ¿por qué?, ¿tendrá importancia dentro de estos dos modelos propuestos? Venga, que sí, que sería fundamental aunque sea poco para evitar un a lo loco style. Gracias al metaanálisis de autocrítica, lo que viene a ser un previo-previo, será como nuestro trabajo tendrá mejores (cualitativamente) formulaciones para ser abordado, leído, estudiado o intercambiado. Con este previo-previo lo que se conseguirá es un estado de tranquilidad incluso emocional en la formulación de una obra, que en este caso será la realización de una autoedición, autogestionada y autopublicada. Que concluirá en un zine pleno para el creador y si el autor está contento con su desarrollo, entonces queda el lector para disfrutar de lo sucedido. El completo de la obra, desde sus inicios hasta su impresión. Desde la idea del autor (a, x, e) hasta los ojos del que la lee.

Hasta aquí hablamos de dos tipos de fórmulas para realizar un proyecto, la primera con ideas previas que podrían ser bocetos donde se genera la amalgama de la obra para una realización del “cuerpo teórico”. Mientras que en la segunda el tema se desglosa sin análisis previos, donde su realización es ya en sí misma la realización de la (auto)publicación. Siempre tomando en cuenta que en ambas, la finalidad es que su edición ya sea escrita de forma digital o impresa, exista como objeto para un lector o varios y que su misma existencia genere algo en su poseedor. O no.

Aquí nos detendremos recordando que al principio del texto se dijo que no se quería caer en lo pretencioso ni aterrizar en el órgano de lo extravagante, por lo que las conclusiones las dejo a tu criterio, la validez de estas palabras es tuya. También cabe aclarar una cosa, que si has llegado hasta aquí, eres grande y seguramente fanziner. El hecho de verlo claro o no, da un poco igual a estas alturas.

Qué más da cómo, si lo que importa es el qué.

 
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