Por qué necesitamos festivales de autoedición.

 



"Los festivales de autoedición son sinagogas para la exégesis del fanzine".

Así es, ya estamos por aquí. Qué cosas, ¿verdad?, yo escribiendo y tú leyendo, conectados por el interés del zine. Maravilla de momento. ¿Puede ser que esta escena ya la hayamos vivido antes? Seguramente que sí.

Ha pasado bastante tiempo desde la última vez que escribí en este medio, lo sé, pero me propongo volver a las andadas, así que allá vamos. He decidido retomar algunas de las dudas que no se detienen tras estos 10 años de fanzineología, porque el tiempo, cómo bien se sabe, es implacable con nosotros y, las dudas no cesan, así es amigue, esto no se remedia tan fácilmente.

Menos mal que podemos reflexionar sobre diversos temas y menos mal que nos entendemos. ¿Qué sería de nuestra existencia sin las dudas? Quizá un manojo de nada.

A lo qué veníamos. Duditas now activado. Y quizá te preguntes: ¿Qué sentido tiene todo esto?, ¿no era suficiente hablar de fanzines y ahora quieres hablar de la importancia de los festivales de fanzines? Y en eso seguimos, no bastaba hablar hasta el hastío de autoedición, su intríngulis y las movidas que suceden en su contorná. Nuestro deber es ir más allá y continuar revolcándonos en el fango del DIY. Sigamos.

Festivales de autoedición sí


Hemos escrito sobre los beneficios de la autoedición y cómo puede servir en la tangente del desarrollo editorial. De hecho utilizada como herramienta, la autoedición -of course- es una maravillosa forma de generar contenido sin necesidad de pasar por un filtro ajeno al personal para la publicación, en este caso empleado el papel como soporte. Y sí, no vamos a negar la difícil labor de la autogestión, porque hacer un documento autoeditado, en cualquiera de sus vertientes, ya sea cómic, ilustración, collage o de contenido literario tiene su largo proceso una vez impreso, pues al ser gestionado por el mismo autor, requiere de ciertas estrategias (...) para su distribución. Estamos hablando de que más allá del contenido, las técnicas de impresión y el formato, está la metodología empleada para que la autoedición llegue a su público, porque bien es sabido que la editorial al uso responde a métodos de distribución que utiliza con sus propios canales, que son los normativos: las distribuidoras se encargan de colocar la edición en librerías y generar el marketing necesario, incluyendo presentaciones y firmas de autor para que la publicación sea conocida y así las ventas superen los mínimos establecidos. Esto en cuanto a la edición al uso. Pero la autoedición marcha por otras entendederas pues el autor es quien gestiona la mayor, sino toda, parte de los procesos de lo que implica publicar en este soporte: Ideas, realización, selección de formato y papel, tipo de impresión o estampado, distribución... Y nos podemos plantar en este tema.



La distribución dentro de la autoedición se ve limitada al alcance que pueda tener quien la ejecuta, o mejor dicho, será distribuida hasta las fronteras de los medios de quien la realiza, pudiendo utilizar redes sociales, páginas web o medios de difusión en cualesquiera de sus formas. Y aquí es donde radica la importancia de los festivales o ferias de autoedición. Si la persona que autoedita quiere autogestionar todos los procesos, incluyendo el último que es la distribución, uno de los mejores sitios son las ferias de fanzines, donde la interacción entre afines al tema será, sin duda el más certero para llegar al objetivo. Es claro que en otros sitios, digamos librería, mercadillos, no sé, quizá eventos culturales, también es posible generar un intercambio de publicaciones, pero nada más específico que los zinefest, que por su naturaleza serán enfocados a un público adecuado para quien desarrolla la autopublicación.



Por ello la importancia y necesidad de los festivales de autoedición, que sin estos tambalea la autogestión al completo y el entramado de la distribución del fanzine se ve afectada ya que las redes que se generan gracias a los encuentros de autoedición son quebrantadas.

Los festivales de autoedición son sinagogas para la exégesis del fanzine. Son también un espacio de encuentro donde el tema es tratado como protagonista. Son espacios de culto donde el ritual evoca a la tangente social, al entendimiento de que existe otra forma de hacer las cosas y por qué no, de interpretar el mundo. 



Los zinefest tienen el aspecto lúdico que bien puede ser utilizado para el culmen de la experimentación dentro de la autogestión. Se inicia la creación del zine jugando y se termina del mismo modo en un festival, compartiendo espacio y gusto por la autopublicación con sus diferentes estéticas y tipologías.

Sitio de encuentro, también. Lugar para reconectar con lo creativo, momento donde puede parecer por instantes que lo de fuera deja de existir y solamente las publicaciones fungen el papel de todo. El festival como rito donde el zine es el centro de adoración... Bueno, esta imagen ni tanto. Pero sí digamos que son sitios efímeros donde suceden instantes que solamente en la autoedición se gestan.


Oye, que sí, no todo está en las redes y no todo debe estar ahí. También se puede apostar por los encuentros donde el colectivo conecta, donde el papel nos habla y donde el zine se despide del sus autores.

¡Que vivan los festivales de autoedición!

 
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