RESEÑA DE KOVRA #5 – TODOS LOS CAMINOS DEL UNDERGROUND
Ediciones Valientes ha tenido la gentileza de enviarme alguna de sus publicaciones más recientes y voy a dedicar un par de entradas a comentarlas. Comenzaré por el fanzine KOVRA, probablemente la joya de la corona de esta editorial independiente consagrada a las vertientes más arriesgadas y experimentales del cómic.
Cuando una obra no incluye texto de presentación hemos de asumir que todo, desde el ordenamiento del material hasta la disposición de los colores, forma parte de su estructura narrativa, así que la portada de Andrés Magán debería servirnos para anticipar con mayor o menor precisión el tono genérico de este número de KOVRA. En efecto, el estilo de Magán –algo así como una versión aberrante de Paco Alcázar muy similar, por cierto, al trabajo de su compañero Santi Z.-, sugiere buena parte de lo que finalmente nos encontraremos en KOVRA: un repaso a todas las posibilidades expresivas del underground.
Bien está apuntar, para desactivar la interpretación reduccionista deltérmino, que el cómic underground no se limita a la provocación ni, por decirlo de algún modo, al feísmo gráfico. Por supuesto que en KOVRA nos encontraremos con historias extremas, desagradables incluso, pero lo que define al fanzine es su apuesta por la experimentación. Ediciones Valientes se inscribe en el linaje del alternativo catalán pero las abundantes colaboraciones internacionales hacen que se trascienda la herencia de Makoki o Víbora. El fanzine recorre todas las posibilidades del cómic alternativo, desde planteamientos clásicos en la tradición de Crumb o Panter hasta formas conceptuales en la línea de autores contemporáneos como Delphyne V o Hélène Jeudy. KOVRA ocupa entonces un lugar análogo al de otros fanzines europeos como el francés Institute Pancome, el belga Orange Comics o el Komikaze croata –en el que se iniciaron, por cierto, alguno de los autores que participan en este tomo -, fundamentales para mantener vivo el espíritu desafiante del alternativo. Voy a citar también como referencia la revista francesa Le Dernier Cri, aunque sea para recomendaros que echéis un vistazo a su alucinante web.
Este número 5 de KOVRA se abre con “Pesadilla en Dentrópolis” (2ªparte, la 1ª está en el KOVRA #4), una historia que pretende ser uno de tantos divertimentos gamberros para lectores “extremos” pero que se queda en un pastiche un tanto liviano, que no exprime su potencial a fondo. No obstante, aunque siento poco interés por la propuesta, sé que tiene su público y los autores, Marc & Bernat Gustá, han logrado algo que cotiza muy alto en el mundo del underground: carisma. El dibujo tiene algo que ver en ello. Sin ser nada del otro mundo, “Pesadilla en Dentrópolis” tiene un dibujo interesante que podría definirse como un cruce entre Robert Crumb y los animales grotescos de Darin Shuler. De mejor o peor manera el grafismo es suficiente para que se mantenga la fuerza del diseño del protagonista, Putopato, y de algún otro personaje, como el niño con la cara al revés, homenaje al de Padre de Familia, imagino. A mí me parece que Marc y Bernat tienen algo interesante entre manos que podría alcanzar cierta profundidad si lo abordarán con mayor seriedad. No es fácil, aunque lo parezca, crear personajes que se fijen en la memoria y ellos lo han conseguido. De todos modos, no soy el tipo de lector al que habrá de convencer su trabajo, ni mucho menos.
Una de las historias que más me ha gustado es Gatos, de ÁlvaroNofuentes, responsable del fanzine Buen Dolor y estudioso de la narrativa gráfica. Se trata de un relato sencillo y lineal –algo que no abunda en KOVRA- sobre la complejidad del sexo y la vida en pareja que obtiene parte de su fuerza gracias a la notable imagen de cierre. Tal y como yo lo interpreto los protagonistas logran enunciar su amor y, al hacerlo, se sitúan por encima de las inseguridades del ser humano, acercándose, retóricamente, a los animales. Su amor se completa cuando superan la naturaleza hipócrita de las relaciones humanas y se abandonan a sus sentimientos más puros. Seguramente estoy equivocado pero si Álvaro Nofuentes leyera estas líneas le invito a que explique el sentido pleno del final de Gatos; me gustaría conocer sus intenciones. En cualquier caso, la imagen es hermosa y la historia muy efectiva.
Una escena de Playa de de Martín López, responsable de Ediciones Valientes, también podría considerarse tradicional en cuanto a su concepción narrativa. El estilo de López me recuerda al Frederik Peeters más oscuro, en concreto al de Castillo de Arena. No me detendré en su aportación porque en la siguiente entrada diré algo sobreDote de Poto a Tres, publicación compilada a partir de una novela gráfica de Martín López. Otro tanto para Berliac –uno de los autores argentinos más en forma del momento, menudo fichaje para KOVRA-, del que reseñaré Play Ground. Reitero mis agradecimientos a Ediciones Valientes, que ha tenido la cortesía de enviarme estas dos obras –y el número 8 deTemerario- junto al fanzine que ahora comentamos.
Otra de las colaboraciones estelares en KOVRA nos lleva, ahora sí, al terreno del underground más delirante y oscuro de la mano del francés Craoman. A este hombre le conocí hace tiempo gracias a sus increíbles dibujos en un homenaje a Popeye y desde entonces le sigo con interés. Merece la pena echar un vistazo a su bestial Bray-Dunes, aunque solo sea por deleitarse con ese estilo que parece nacer del encuentro entre los lápices de pesadilla de Stephane Blanquet y la tinta del primer Charles Burns. Todo ello tan retorcido y desagradable que no puedo dejar de pensar en esos primeros planos en los que a Ren y Stimpy se les hinchan las venas y se les agrandan las fosas nasales llenas de mocos. Su relato es tan absurdo como grotescos los peluches que lo protagonizan: el guión no es gran cosa, aunque cumple su función. Como digo, los dibujos son el principal reclamo de Craoman y, desde mi punto de vista, son más que suficiente para interesarse por su trabajo.
Pero la calidad del dibujo no siempre basta para compensar la falta de guión, o su irrelevancia. Gran parte de los autores de cómic alternativo parecen fiarlo todo a un dibujo provocador o incómodo y a su capacidad para violentar las emociones del lector. A nivel de guión hay muchas historias en KOVRA que son insuficientes, incluso indignantes. Creo que el desprecio por los principios narrativos es un problema endémico de cierto sector del cómic alternativo y lastra en buena medida su desarrollo. Por ejemplo, personajes que deberían dar mucho más de sí como la asquerosa – es un halago- mosca drogadicta de Santi Z. se quedan en lo anecdótico y es una pena, porque nada en la filosofía del undergroundimpide que se exploren a fondo sus posibilidades. Pero cuando ni siquiera hay un personaje potente que respalde al autor nos quedamos con un mero ejercicio exhibicionista: quizá haya gente a la que le apetezca ver a un perro aliñar un perrito caliente –sí, lo pillo- con su propia mierda, cortesía de la colaboración de Inés Estrada, o asistir al gratuito despliegue de pollas del relato de Rudolfo, pero si un relato sirve solo para que el autor afine sus dotes como “provocador” más vale que el desafío al lector sea sólido En los años ochenta sobrerrepresentar la sexualidad o escandalizar a los lectores era casi un deber ético para el historietista español, que debía educar a varias generaciones culturalmente destruidas por la dictadura –queda para el debate si han cambiado mucho las cosas-, pero hoy en día es complicado agitar mediante la repulsión porque ya hemos visto de todo.
Bueno, casi de todo. Siempre hay sorpresas. Yo nunca había visto a una especie de funcionario satánico alienígena violar, a través de una herida en el abdomen, a un hombre clavado en la cruz -¿Jesucristo?-, hasta perforarle el cerebro con la punta de su maligno e interminable pene. Es lo que digo, si nos ponemos a provocar, creemos algo inolvidable y Victor Dvnkel, para bien o para mal, lo ha conseguido con este “Illuminmolatio”. En cuanto al estilo gráfico, potente pero irregular, no creo que el autor ande lejos el mundo del metal extremo: Dvnkel parece mezclar la temática de una banda de brutal death con la estética del black metal satánico. En concreto me ha venido a la mente el Grotesque Impalementde los Diying Fetus.
Hasta ahora no he comentado nada sobre otra de las facetas de KOVRA, la experimentación gráfica. Uno de los autores más versátiles aquí presentes es el croata Igor Hofbauer, bien conocido en Europa Occidental por su notable Prison Stories. Hofbauer exhibe toda la gama de sus influencias, que van desde la estética post rock hasta el expresionismo alemán pasando por la más evidente, la del constructivismo. El último relato de los tres que Hofbauer incluye en KOVRA, un holocausto zombi que termina en orgía, nos muestra también una clara herencia del cómic americano, que se une a las influencias antes citadas. Hofbauer está considerado una de las figuras más reconocibles del cartelismo de Zagreb –relacionado con diseñadores tan influyentes como Picelj o Babic´- y qué duda cabe que en Ediciones Valientes pueden estar orgullosos de contar con su concurso.
Dunja Jankovic, también croata y cercana como Hofbauer a la revista Komikaze, es una de las creadoras más enigmáticas de la novela gráfica reciente. Quizá su propuesta, basada en la distorsión y repetición de formas que juegan con el espacio como si quisieran transmitir una sensación cacofónica, sea la más compleja de KOVRA. Sus experimentos no figurativos conducen a terrenos tan pantanosos que discurren paralelos a los de la narrativa gráfica y discutir las intersecciones entre el diseño y el cómic nos llevaría muy lejos. Por algo estamos analizando un fanzine dedicado a la experimentación.
Tras la abstracción de Jankovic, KOVRA insiste en planteamientos arriesgados a cargo del estadounidense Michael Olivo, aunque aquí pisamos territorios más transitados, con una historia surrealista que quizá pueda definirse como un extraño encuentro entre Chad Verrill y Yuichi Yokoyama. Sigo echando de menos una progresión narrativa sobre la que opinar y tanta abstracción me aburre sobremanera pero el mérito de alguno de los autores conceptuales que participan en KOVRA es indudable.
En fin, me gustaría comentar algo sobre cada relato incluido pero creo que tendría poco sentido y la extensión resultaría intolerable. Quizá la mayor virtud del fanzine sea la variedad y calidad media de sus dibujantes y el mayor defecto la pobreza de alguno de los guiones. El cuidado que Martín López o Nofuentes dedican a sus historias contrasta con el desaliño de otros autores aquí presentes, que no soportan la comparación con varias de las firmas de KOVRA. Y es se ha reunido un plantel internacional de auténtico lujo –Berliac, Craoman, Hofbauer…- que, junto a varios de los autores más interesantes del underground español, conforman una propuesta que se sobrepone ampliamente a sus altibajos.
Ediciones Valientes, además, mima a sus lectores. Este número 5 de KOVRA incluye un marca páginas y un póster de Pablo Soto, la encuadernación de Temerario #8 está protegida por un gran desplegable y, en términos generales, la editorial presenta su producto con un diseño agradable. No sé si es lógico que un proyecto autoeditado tenga más detalles con sus compradores que las grandes editoriales pero así son las cosas y conviene tenerlas en cuenta a la hora de racionar nuestro presupuesto. Está claro que KOVRA no es una revista para cualquier tipo de lector pero sin duda sirve para que parte del público se abra a nuevos terrenos expresivos y amplíe el horizonte de sus gustos e intereses. Creo que esa es la tarea más noble a la que puede aspirar un fanzine y KOVRA la cumple con creces.
Texto cedido por NUEVEPARRAFOS, click aquí para visitar su blog.
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