Crónicas de una librera afanzinerada: La llegada de los fanzines.

Antes que nada, aviso: es mi primer post. Jamás he escrito nada semejante, así que vaya por delante mis más sinceras disculpas si me enrollo, si resulto incoherente o torpe, pero estoy más acostumbrada a hablar de esto que a escribirlo.  Ya lo sabéis.

Mi historia con los fanzines en Dadá, se remonta a 2010.
Y es curioso pero, teniendo tan buena memoria como tengo, no soy capaz de recordar el momento exacto en que el fanzine hizo acto de presencia en la librería. He recurrido a mi programa de gestión para bucear en las altas de artículos para poder concretarlo. Supongo que en aquel momento jamás pensé que los fanzines tendrían el protagonismo que hoy tienen, aquí y en muchos otros sitios, y por eso no lo conservo de forma clara en mi memoria.
En 2009 ya tenía por aquí algo de autoedición, o pequeñas ediciones, proyectos algunos que siguen vigentes, otros simplemente perecieron, pero 2010 marca un giro en la librería con la introducción de los primeros fanzines.Tendría que hilar mucho más fino, pero estoy convencida que fue Martín López Lam quien por primera vez trajo sus Kovras y Temerarios, en marzo de 2010, y con eso empezó todo. Y le estaré eternamente agradecida por haber tenido tan lúcida ocurrencia. A él, y a los que le siguieron.
En aquel momento no tuve conciencia de lo que vendría después. Y es que si aceptas uno, aceptas todos. Y es que si abres la puerta, ya no puedes cerrarla.
 
Parte de los dadá-almacenes con el género fanzineril-autoedición
Poco a poco, Dadá se fue llenando de fanzines, autoedición, o edición limitada de todo tipo: ilustración, poesia, música, cómic…incluso fotografía. Cuando limpio los sábados y hago repaso me doy cuenta de la vorágine fanzinera en su esencia más completa, y es que hay ¡mucho que colocar en su sitio! Y a veces, aún así,  creo que no es suficiente, que siempre puede haber más.

Esa espiral de autoedición terminó contagiando al resto de la librería, hasta el punto que parece que cuando se piensa en Dadá, se piensa en ello. Y por mí, estupendo. La autoedición me permite ser más versátil en lo que traigo a la librería, todo rota a una velocidad maravillosa, porque con cada una de ellas se descubre otra, y otra, y otra…y eso para un librero, en mi caso librera, es esencial, te permite estar vivo, disfrutar de cada primera vez que recibes algo, cada vez que lo tocas, que lo hueles, que lo reconoces.
Mi ritmo de trabajo prácticamente lo marca la autoedición.

Aunque obviamente para un determinado tipo de publicaciones te riges por un calendario periódico de novedades, con las que hay que convivir, porque esto no quita lo otro, lo bueno de los fanzines, y de la autoedición en general, es que algunos (usando el símil cucarachil) nacen, crecen, se reproducen, y mueren. Hay proyectos que nacen con vocación periódica, se mantienen en el tiempo, evolucionan. Otros nacen al hilo de los anteriores, y posteriormente desaparecen. Puntualmente aparecen otros que no tienen nada que ver con todos ellos, y se inicia un nuevo ciclo. Algunos se recuerdan más. Y otros menos. Pero todos ellos han pasado por aquí.



Una de las cosas que más me fascina de los fanzines es la capacidad para adoptar mil y una formas y manifestaciones, y es que cada vez se vuelven más sofisticados y abarcan más temáticas. Aunque los hay todavía que conservan esa esencia primigenia, simplona, rápida, que consiste en un papel cualquiera, fotocopiado, y grapado, muchos llegan con portadas desplegables, con serigrafías, collage… adoptando una estética más peculiar y tratando también, por qué no, de diferenciarse de los demás fanzines, de seguir tendencias, o modas.
Hoy por hoy, cada cual estimula el fanzine como le conviene. Más que en un modo, se ha convertido en una forma de expresión que cualquiera puede adoptar y adaptar. 
Insisto, fascinante.
Algunos me dicen que Dadá es uno de los pocos sitios en Valencia donde se puede ver esta diversidad de autoedición. Y puede ser. Como sabéis, paso tanto tiempo detrás del mostrador que apenas puedo visitar otros lugares viendo qué traen los demás, aunque ahora me he animado a visitar ferias de autoedición con el propósito firme de conocer de primera mano lo que se hace en otros lugares. Los mismos me comentan que están muy agradecidos por ello, porque nadie los cuida con tanto mimo y los exhibe con tanto cariño. Lo hago, creedme, porque creo en ese soporte, creo que necesitan ser vistos, que necesitan que la gente los conozca.
Me gusta que estén aquí.
Me siento tan afortunada de poder hacer este trabajo que no veo cómo no podría ofreceros un mínimo de espacio para cada uno de vosotros, para aquellos que incluso venís a pedirme consejo, u opinión. ¿A mi!? Y ojalá pudiera ser más espacio, ya veremos más adelante. Porque al fin y al cabo esto se hace porque uno cree en ello, sabéis perfectamente el beneficio económico que genera, y hay que sopesar, y pensar qué quieres que haya en la librería, qué quieres ofrecer. 
Y lo tengo claro. Mientras sea posible, todo esto formará parte de Dadá, porque cada vez hay más gente que busca la autoedición, que la compra y que la admira.
Vosotros sois, ahora más que nunca, quienes hacéis posible Dadá así que yo sólo me dejo llevar.
Pared con notas, tarjetas, cosas varias que me gusta conservar para recordarme por qué hago lo que hago


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