Festivales de Autoedición: Tenderete.


El continuo despliegue que se está generando en los festivales de autoedición, nos hace pensar en la «aceptación» que puede existir dirigida a las autopublicaciones como medio de difusión. ¿Será que poco a poco las sociedades normalizan al fanzine como podría ser a una revista?, esta pregunta me la hago en forma de nota personal; aun así, lo cierto es que cada vez se le reconoce más como entidad, acentuando «entidad», ya que al parecer se está convirtiendo en un ser vivo que cohabita entre nosotros ofreciendo alternativas a la industria editorial —siempre respetando al sector y al gremio, claro—, y no en contra, sino como una labor que crece y se desarrolla en paralelo a las grandes editoriales con sus respectivas redes, distribuidoras e inevitables endogamias propias.

Con este texto no se pretende entrar en un tipo de «ludismo» o «primitivismo» ni «tratado de géneros» que lucha por liberar a la autoedición, autopublicación, autogestión y así dotarla de un poder absoluto y totalitario sobre el capitalismo en el que se basa la editorial al uso, para nada, faltaría más. La falacia ludita queda pendiente para otro estudio y reflexiones. Aquí, la anotación (pinceladas), es con referencia a lo que en los últimos años está sucediendo dentro del mundo editorial basado en la pequeña edición o autopublicación. Para ser más certeros, los festivales de autoedición, como podrían ser el Gutter Fest, Zorroclocos, Pumpk o Tenderete, entre otros. Si quieres enterarte más del tema, puedes entrar en el mapa que tenemos de festivales.

Así que lo dicho:

La edición número trece del TENDERETE, festival de autoedición sonográfica por excelencia de Valencia, llamada certeramente «Ovulando», con un cartel de Luis Demano y la excelentísima interpretación en gift que nos ha cedido Hector Cimbrón, ha conseguido ser rica en varios puntos claves necesarios para que un festival de éstas características tenga buenos resultados que nutran a los asistentes: gráfica de gran nivel, música y material sonoro indispensable, con sus respectivas interpretaciones y directos; y evidentemente, charlas/proyecciones/mesas redondas que enriquecen el discurso, ya que son los nutrientes para seguir desarrollando el cometido.

Es evidente que el tiempo ha servido para afinar los funcionamientos del festival, pues cada año que pasa, crece, mejora y tiene un alcance social con más peso, por lo que se entiende que la siguiente edición será mejor, pues si su línea es in crescendo, como se ha demostrado en ediciones pasadas, entonces tendremos nuevos capítulos también memorables este año y los siguientes, con invitados que alimenten el festival, charlas de contenido no solamente lúdico, conciertos de calité y talleres de diferentes actividades meramente gráficas.

No está demás insistir a quienes acuden a festivales de autoedición (cualesquiera que sea), que es importante presenciar las charlas/proyecciones/mesas redondas, ya que ahí también hay temáticas de gran interés y que muchas veces gracias a ello, el ideal imaginario de la autoedición crece y se alimenta; pues es ahí donde el intercambio de ideas fluye constantemente y es donde podemos conocer cuáles son, una vez más, los engranajes que hacen funcionar los sistemas de la autogestión, o del tema que se planteé abordar.

Desde aquí, ¡Larga vida, Tenderete!, ¡Larga vida, festivales de autoedición!

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