ORDENAR FANZINES Y FANZINES QUE ORDENAN



Hace unos domingos me dio por poner un poco de orden entra la pila de libros y fanzines que se amontonan, como un tetris deficiente, sobre las estanterías de casa. Por lo general, cuando llega un fanzine a mis manos, su destino puede ser: a) ir a un archivador que pone “luego”; o b) acabar en la mesa del salón o la del dormitorio. La mayoría de zines tiene el destino b, y permanecen ahí unos meses hasta pasar a las cajas o a colarse entre/sobre otros libros más voluminosos y compactos. Así que como primer paso, saque todos los archivadores y reuní los fanzines que tenía repartidos por ahí.

Clasificar fanzines no es sencillo. Casi cualquier sistema de orden tiene sus pegas y fallos. No los puedes clasificar por autores, ya que la mayoría son colectivos. Clasificarlos por título hace imposible su manejo ya que cada publicación tiene un formato y tamaño diferente. Si los pones de más pequeño a más grande no optimizas el espacio. Clasificarlos por “sello” hace que los trabajos de un mismo autor se desperdigue. Y así pensando: clasificarlos según el número de páginas, según la gama cromática de su cubierta, según la región donde fue editado, según el año de publicación, o la disciplina, o la cantidad de veces que lo he visto o reído leyéndolo. 

Cuando me ha tocado dar un taller de publicaciones, una de las primeras ideas que comparto es que editar es ordenar. Saber poner las cosas de tal manera que nos cuente algo. Clasificar fanzines: poner en orden objetos que contienen un orden dentro de si, como si los archivadores fueran, a otro nivel, una otra publicación, que después iría a otro contenedor más grande aún: la estantería. Cuando hago esto, pienso en la forma en que funciona la transmisión de datos en internet, y la forma en la que se escribe un código informático para que tu puedas leer este texto, dar like a una post en facebook o ver una película en seriespepito. Una especie de circulación de muñecas rusas que son a la vez continentes y contenido: bases de datos particulares, listas inútiles de palabras claves, una colección de elementos cuyo parentesco es capricho de sus autores. 



Asi tenemos fanzines cuyo tema unifica el conjunto, por ejemplo FIEBRE AMARILLA, publicado por Hermano Rata Ediciones, un fanzine colectivo en torno a Los Simpson y que, entre cómics y dibujos, forman un buen homenaje a los personajes de la serie. Entre sus participantes encontramos a  Nacho Garcia, Joaquin Guirao, Jose Tomas, Conxita Herrero, Akira Sanz, Roberto Masso, entre muchos otros.



Fanzines que son como catálogos o inventarios ficticios, OTTOMOTO #2: CONVOI EXCEPTIONNEL de Émilie Charia, son dibujos de camiones, camiones monstruos, camiones célebres, caterpilas, tuneladoras, moles motorizadas y coches imposibles. No sabemos si responde a máquinas reales o son producto de la imaginación de la autora o de un ejercicio de clase. En todo caso son fascinantes y divertidos, si te gustan las máquinas, claro. Si te gusta, en esta misma linea también se puede mencionar a los Super Structure.








SUPER WORLD POWER, de Lisa Lugrin y Clément Xavier (Na Editions, 2013), esta pareja de autores estuvo viajando mucho para documentarse en sus últimas novelas gráficas, “Yékini” (2014) y “Geronimooo!” (2016), y buena parte de esta documentación gráfica se reúne en este zine a full color. Murales, pinturas sobre camiones, anuncios hechos a mano de salones de belleza, expositores de tartas, artesanias, objetos, juguetes y máscaras. Todo un compendio si eres de los que les enamora el folklore y el arte popular. De Sudamérica a África, Super World Power, es un maravilloso artefacto para volver cuando te saturas de las imágenes convencionales. En la misma linea: el poderoso Holywoodoo 2, recopilatorio de carteles ghaneses de cine, publicado por los Le Dernier Cri. 









Otros zines viajeros, peculiares, monotemáticos y más intrigantes por no llevar autor ni título. A este yo le llamo BUDA, lo conseguí de Paatrice de HSH Crew, aunque no se si él es el autor. Supongo que si porque todo lo que producen los HSH Crew sigue el mismo juego de orden absurdo. BUDA es un compendio de fotos de esculturas de, como ya supondrán, BUDA. Todos los encuadres son el mismo, con los ojos (abiertos, entreabiertos y cerrados) justo a la mitad de la página. Además el ángulo de visión siempre es contrapicado, lo que acentúa la idea de ver una estatua divina, meditando y llegando a la iluminación. Lo abren y cierran Ronald McDonald y el muñeco de Michelin, que se apuntan a nuestro rollo espiritual y juntan las manos a manera de plegaria. 





PORNO, UNA TAXONOMÍA BÁSICA ELEMENTAL (Medalariso, Barcelona 2016). Si podemos hacer un estudio de nuestro tiempo a partir de los hastags, seguramente aquellos que se desprenden de las páginas de video porno dirían que somos una sociedad bastante abierta a experimentar y probar cosas nuevas. No le hagamos un feo a nadie ni a nada. Este fanzine es una lista alfabéticamente ordenada de aquello que somos. Los hastags son acompañados por imágenes de ejemplo. 





Para terminar, un fanzine que es un colector de imágenes que, a su vez, han sido captadas con el mismo objeto. Si en el mundo del photozine la categoría de “fotos encontradas” en amplia, GSM de Julien Lelièvre, da la vuelta un poco al concepto. La publicación es una selección de fotos tomadas con un mismo dispositivo: un Nokia 6300 GSM entre el 2006 y el 2010. Una carpeta dentro del disco duro que ha pasado al papel.


Hay muchas maneras de clasificar fanzines, tantas como modos de hacerlos. La Fanzinoteca Ambulant tiene su estilo. Yo al final los empecé a ordenar por región, y de más esta decir que la tarea de abrir todos esos archivadores, sacar los zines, organizarlos y volverlos a meter a las cajas, fue una tarea que sobrepasó mi tiempo y, al fin, lo dejé a medias. 

0 comentarios :

Publicar un comentario

 
Fanzineología © 2013 - 2023