Entrevista a Lisa Lugrin y Clément Xavier, de NA Éditions
Recuperamos aquí la entrevista que realicé hace casi un año a los amigos de la editorial francesa NA, en mi opinión de lo más interesante que le ha pasado al cómic francés en estos últimos años. Si no me fallan las cuentas Lisa y Clément estarán ahora mismo viviendo en una reserva india con los descendientes de Gerónimo, sobre quien están preparando una biografía.
(Álvaro Nofuentes)
NA es un proyecto asociativo que se constituye en editorial profesional
en 2011. Los dos responsables principales de esta iniciativa con sede en
Poitiers son los dibujantes Lisa Lugrin y Clément Xavier. En sus líneas de
trabajo siempre se ha dado prioridad al descubrimiento de jóvenes autores y a
la difusión de proyectos de vanguardia. Compaginan su trabajo editorial con la
realización de talleres artísticos que les han hecho pasearse por toda Francia
y por parte del continente africano. Muchas veces las obras creadas durante
estos talleres pasan a formar parte del catálogo de la editorial, de manera que
práctica editorial y labor formativa acaban retroalimentándose. Entrevistamos a
estos dos autores vía skype con motivo de su participación en Tenderete 6.
Para empezar, ¿podéis hablarnos un poco de NA, cómo nace vuestra
editorial, en qué contexto y con qué motivaciones?
Clément Xavier: NA fue creada
cuando aún éramos estudiantes en la escuela de cómic de Angoulême…estábamos de
Erasmus en Italia. Y, de hecho, allí conocimos, gracias a Stefano Ricci, a
muchos autores italianos que estaban en nuestra misma situación, es decir, que
tenían problemas para hacer visible su trabajo.
Lisa Lugrin: Al mismo tiempo, el
viaje nos sirvió para descubrir cosas que se hacían fuera de Francia y que eran
realmente apasionantes y nos pareció
importante mantener el contacto con muchos de estos autores y poder realizar un
proyecto juntos.
CX: Así, NA nace de la idea de
realizar una revista colectiva de cómic con dibujantes del mundo entero,
especialmente para dar cabida a autores jóvenes que no tenían ningún otro
espacio de visibilidad para su trabajo. De esta forma nació Modern Spleen, una
revista gratuita de cómic en formato periódico.
¿Con qué tirada?
LL: 20.000 ejemplares. Es mucho,
pero de hecho imprimir en papel de periódico es muy barato, hicimos 20.000 y
como es una revista gratuita pudimos hacer una difusión bastante amplia en muy
poco tiempo.
CX: La idea era precisamente no
limitarse al circuito de las librerías especializadas. Queríamos ir a la
búsqueda de un tipo de público que de entrada pudiera tener prejuicios hacia el
cómic, a quienes no se les ocurriría de forma espontánea leer un tebeo o entrar en una tienda de cómics, pero que,
por ejemplo, pudieran frecuentar las salas de cine de arte y ensayo…
LL: las salas de conciertos…
CX: sí, salas de conciertos… en
fin muchos sitios en los que se dan actividades artísticas en general bastante
marginales y en las cuales nosotros nos reconocíamos y reconocíamos nuestro
trabajo.
LL: Además, el sistema de
librerías es un sistema no demasiado inteligente, que acaba mordiéndose su
propia cola…por eso nos parecía importante estar en las librerías pero a la vez
buscar otros lugares de difusión
CX: Es cierto que tener la
oportunidad de hacer una tirada bastante importante y la gratuidad de la
revista nos ha abierto muchas puertas y nos ha permitido llegar a un montón de
sitios…eso fue genial para nosotros.
¿Podéis hablarnos un poco de la línea editorial de NA? Es decir, ¿qué
buscáis en un autor o autora? ¿Qué tiene que tener un trabajo para que digáis
“yo quiero publicar esto”?
LL: Es una buena pregunta…
CX: Es una pregunta que de hecho
nos hacemos a nosotros mismos a menudo.
LL: De entrada, lo primero para
nosotros es que el hecho de ser publicado sea útil para ese autor. Si hay
autores que ya son conocidos o que pueden publicar en un editor más grande que
les pague más, pues mucho mejor para ellos. Para nosotros es fundamental esa
idea de utilidad.
CX: Hasta ahora la mayoría de
autores que hemos publicado (en libro) son dibujantes con los cuales ya hemos
trabajado antes en nuestras revistas. Hemos descubierto así relatos que iban
evolucionando en cada número, hecho que también ha servido a esos autores para
tener cierto rodaje. Es duro contar una historia larga, hacer un primer álbum
es algo muy complicado. Así, gracias a L’Épisode,
que era una revista colectiva con relatos que se continuaban a lo largo de los
diferentes números, estos autores han podido dar el primer paso hacia historias
más largas.
LL: Pero, también, lo que ocurre
es que una vez dentro del mundo del
cómic una se da cuenta de que lo que la gente compra, en su mayoría, son tebeos
que hablan del mundo, de la realidad. Hace diez años era la autobiografía, y
ahora se trata más del documental, el reportaje…vale, es interesante, me gusta
leer estas historias, pero, tengo la sensación que los jóvenes autores también
echamos en falta el relato de aventuras, la ficción pura… a mí me interesa
especialmente lo imaginario, pero un tipo de imaginario o de ficción que nos
dice también mucho de nosotros mismos y de nuestra realidad, se puede hablar
también de cosas muy íntimas, aunque sea de forma metafórica…leo muchas cosas
en los géneros de la ciencia ficción o las aventuras que me afectan de una
forma muy profunda. La generación de autores que nos antecede sintió la
necesidad de oponerse al cómic de aventuras o puramente ficcional, les parecía
algo horrible…lucharon contra todo esto e intentaron hacer cómics más
orientados a un público adulto…y de hecho, los autores más jóvenes en Francia
no nos sentimos para nada identificados con esa lucha, hemos heredado cosas de
las dos partes, tanto del cómic de aventuras que disfrutábamos de pequeños, como
del cómic más abiertamente orientado a un lector adulto. En todo caso, creo que
todo lo que editamos nosotros tiene esa doble herencia, la de los géneros que
se han asociado históricamente al cómic francés y la del cómic alternativo de estas últimas
generaciones.
Sí, uno tiene la impresión al leer vuestros libros que hay, de un lado,
una experimentación muy lúdica por parte de los autores y por otra parte una
intención de apropiarse del género de aventuras, que estaba un tanto
institucionalizado, para renovarlo y darle una nueva vida.
CX: Te vamos a contratar (risas)
Me gustaría que nos hablaseis un poco de los talleres que realizáis,
sobre todo los infantiles, que tienen siempre un componente de compromiso
social. Además está el hecho de que realizáis libros a partir de los trabajos
que salen de esos talleres.
LL: Bueno, los talleres…hacemos
muchos con les enfants du voyage (los
hijos de gitanos nómadas que viven en poblados de caravanas), también con
estructuras como los centros de protección a la juventud (instituciones
similares a los centros reeducativos de menores españoles), en centros de
educación básica o en institutos…hay algo que me parece realmente interesante
de estos talleres, y es que a menudo los peores alumnos y los más problemáticos
son los que hacen las mejores historietas, es algo de lo cual hasta los
profesores se dan cuenta. Sus cómics suelen ser mucho menos esquemáticos, menos
arquetípicos…hablan mucho más de ellos mismos y logran hacer cosas realmente
sensibles, mucho más creativas. Entonces, sí, nuestro trabajo es comprometido
en el sentido en el que nos encargamos de valorizar el trabajo de esos niños.
CX: Después, es cierto que el
hecho de hacer publicaciones a partir de esos trabajos ocurre porque realmente
nos maravillan. Nos deja pasmados la originalidad, la creatividad, la
invención…y es cierto que, en tanto que autores de cómic – o al menos eso es lo
que pretendemos ser – necesitamos realmente este tipo de frescura, nos hace
bien, la buscamos…es eso, de hecho, lo que andamos buscando cuando editamos el
trabajo de otros autores con los que trabajamos…y los niños tienen eso de una
forma muy común, para ellos es bastante banal. Y nosotros nos alimentamos de
eso, nos lo hacen pasarlo en grande y después nos dan ganas de publicarlo.
LL: Los niños reinventan los
códigos del cómic todo el tiempo.
CX: Sí, sí, ellos no son
conscientes de ello, pero dinamitan completamente nuestros códigos, nos enseñan
que podemos hacer las cosas de forma totalmente diferente y que van a seguir
funcionando…es genial. Sentimos la necesidad de compartir eso con la gente.
También, en los talleres nos parece mucho más estimulante llevar entre todos
una aventura en común que sabemos que va a verse plasmada en algo material,
concreto, palpable…y los libros…eso les hace soñar, incluso a los niños que no
te lo reconocen. Con les gens du voyage, por
ejemplo, les enseñamos lo que hemos hecho en anteriores talleres y ellos se
adhieren inmediatamente al proyecto, en fin, hay algunos con los que la cosa no
marcha, pero en general todos están súper motivados, y rápidamente se vuelve
para ellos, pero también para nosotros, un sueño. Soñamos con ese libro que
vamos a hacer juntos y que va a existir más allá de nosotros mismos, de nuestro
pequeño círculo, y que vamos a poder mostrar a un montón de gente que no
conocemos…
LL: En los talleres con, por
ejemplo, les gens du voyage, todo
tiene un carácter un poco documental, nos interesa esta población y queremos
conocer su cultura. De hecho, una se da cuenta bastante rápido que los relatos
imaginarios que hacen los niños hablan claramente de su realidad, de sus preocupaciones,
aunque de una forma un poco lúdica y pasada de rosca. También hemos hecho
talleres en los que eran los abuelos quienes contaban su infancia o sus
recuerdos a sus nietos y estos los dibujaban, dentro, digamos, del documental
clásico. Lo que buscamos es que sea cada cual quien cuenta su propia historia,
y no ser nosotros quienes la contemos por ellos. Grabamos lo que los ancianos
quieran contarnos y después son los niños quienes se encargan de dibujarlo. En
un primer libro fue el centro social que se ocupa de ellos quien escribió los
textos sobre los gitanos…y bueno, era interesante, pero, en el segundo libro
fueron los propios gitanos quienes hicieron los textos. Y, francamente, hablan
mucho mejor, lo que cuentan tiene mucha más vida, es mucho más interesante…y
pienso que continuaremos trabajando en esa dirección.
Y bueno, con los niños lo que
queremos transmitir es que los mundos imaginarios hablan de una forma bastante
elocuente de la realidad, de las preocupaciones cotidianas. En el último taller
los niños nos contaron un cuento, con una princesa…los elementos arquetípicos
de una historia, vaya. El caso es que la princesa se hace rica y acaba
comprándose una mansión con un gigantesco signo de dólar en la fachada…había
cientos de detalles así. Vende su carroza para comprarse un todoterreno, y se
va de caza con su 4X4…
CX: También nos gusta hacer de
estos libros tiradas muy numerosas que sabemos que no llegaremos a vender en su
totalidad, pero esto nos permite que la impresión salga más barata que si
hiciéramos una tirada más corta. Lo hacemos con la intención de donar una parte
de cada tirada a sitios como el secours
populaire (asociación francesa dedicada a la ayuda a personas con riesgo de
exclusión social), es decir, a gente que normalmente no tiene la oportunidad de
entrar en una librería, entre otras cosas porque no se atreverían a cruzar la
puerta, y también por no tener los medios económicos suficientes para comprar
cualquier tipo de objeto cultural. Esto nos permite también a nosotros llegar a
sitios donde…bueno de entrada sentimos que nuestro trabajo tiene una cierta
utilidad…y también nos sirve para conocer a gente que nos saca de nuestra
reclusión mental. Porque, es cierto que cuando estamos trabajando en nuestros
cómics, o incluso dentro del campo de la edición, tenemos tendencia a pasar
todo el día frente a nuestro ordenador…y esto para nosotros no puede ser
suficiente. Es fundamental compartir lo que hacemos con la sociedad. La edición
es algo bastante social para nosotros, antes que algo artístico, es nuestra
forma de crear vínculos.
Para terminar, ¿podríais hablarnos un poco del taller que vais a hacer
aquí durante el Tenderete?
LL: Bueno, teníamos ganas de
reflexionar sobre el futuro, porque hay una sensación de marasmo en estos momentos
bastante fuerte en Europa que nos llega a todos, al mismo tiempo que nos parece
que hay muchas iniciativas muy interesantes. Tengo la impresión de que
particularmente en España habrá muchas. Como si todos tuviéramos ganar de ir
juntos hacia algo diferente…
CX: Sí, es cierto que la crisis,
no sé cómo la estaréis viviendo en España, pero es violenta, no deja lugar a la
esperanza…la situación está completamente bloqueada, no hay perspectivas…y nos
dijimos que sería interesante precisamente intentar ir más allá de todo eso,
que ha acabado convirtiéndose en un cliché que nos han metido por la fuerza en
la cabeza.
LL: Sí, porque a la vez hay mucha
energía, somos jóvenes, estamos deseando hacer un millón de cosas diferentes…en
realidad creo que hay un gran potencial que hay que desbloquear.
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