Distribuyendo intimidad: El sobre como generador de conexiones afectivas

por Andrea Galaxina

El sobre es un elemento clave del engranaje del fanzine. Cuando intercambiamos, vendemos o regalamos fanzines el sobre se convierte en algo imprescindible. A veces pasan desapercibidos; otras veces, sin embargo, no podemos dejar de maravillarnos con ellos. Si no conoces este mundo seguramente pienses ¿pero da para tanto un simple sobre? La respuesta es sí.

Sobre realizado por Manu y Raquel de la editorial Jerseys para los monos
Sobre realizado por Jose del fanzine HAZ

Si los fanzines son vistos en ocasiones –y sobre todo para el «gran público»– como algo desechable, los sobres lo son más explícitamente. Creados para ser tirados, importan en la medida en que transportan lo que va dentro, sin un valor por sí mismos. Sin embargo, más allá de su importancia como simple contenedor, el sobre es un elemento más en la construcción del significado del fanzine y de la comunidad fanzinera.

Uno de los grandes interrogantes de nuestros días respecto a los fanzines es por qué siguen existiendo en papel a pesar de los avances tecnológicos. Estos nos facilitan una serie de plataformas en las que desarrollar nuestras inquietudes creativas y comunicativas de una manera más barata y con una audiencia potencial mayor. La respuesta a esta incógnita está en la llamada materialidad[1] de los fanzines, o dicho de otra manera, en su propia dimensión física que produce un impacto creativo brutal en quien los tiene entre las manos. A partir de nuestro encuentro físico con los fanzines creamos conexiones que nos inspiran y nos animan a formar parte de su mundo.

El fanzine, como dice Gelen Jeleton, «es un regalo, porque no te lo ha pedido nadie»[2]. Operan fuera de la economía de mercado creando una economía alternativa basada en el placer y la generosidad y, por tanto, son recibidos como tal. Regalamos a quien nos importa y con quien queremos establecer una conexión; nos genera placer la idea de que ese alguien lo reciba –aunque también nos hace vulnerables ante la idea del rechazo­– y creamos un vínculo que el artefacto físico hace realidad. De esta manera el fanzine ofrece cualidades esenciales humanas como el cuidado, la fragilidad, el placer, la resistencia y la posibilidad de una conexión entre personas incluso cuando estás no se conocen entre sí físicamente. Pero la materialidad no sólo funciona como un enlace entre quien los crea y quien los lee, sino que también es un componente esencial del significado del fanzine.

Podemos utilizar lo que las teóricas Michele Moylan y Lane Stiles definieron como semiótica de las formas concretas: «Cuando leemos libros, realmente estamos “leyendo el libro”, esto es, leemos también su dimensión física o materialidad, tanto como el texto en sí mismo […] Encuadernaciones, ilustraciones, papel, tipografías, diseño, etc. Todo funciona como partes de un sistema semiótico, partes del significado total de un texto»[3].

De esta manera los elementos estructurales de los fanzines también funcionan como componentes de su significado. Por un lado, ponen de manifiesto su cualidad de desechables que pone en cuestión y amenaza los límites convencionales del arte, de la jerarquía del material y también de los estándares, métodos y vocabularios visuales de la edición comercial. Por otro lado, lo físico nos habla de su funcionamiento cultural, y no sólo se limita a los elementos visuales y estructurales sino también a, por ejemplo, la manera en la que estos se distribuyen. ­Así la distribución será otro de los componentes del significado de los fanzines. Estos se distribuyen de manera diferente a cómo lo hacen los productos de las industrias de consumo y del ocio. Se privilegia la distribución en mano a través del trueque o intercambio y por correo postal. Esta distribución es personalizada y por tanto facilita el contacto entre el creador y el lector, estimulando la generosidad y creándose asimismo un sentido de comunidad.

Es en este proceso de distribución en donde aparece el sobre. Este forma parte de ese todo que es el significado del fanzine, donde se hace visible de manera más evidente las diferencias en la distribución respecto a otros medios. Sobres decorados a mano con dibujos, collage, pegatinas, etc. El fanzine y su significado traspasa el sobre y este se convierte en parte de la experiencia de hacer y de leer fanzines. Activan de manera más explícita esa sensación de tener algo hecho y dirigido únicamente a ti pero que a su vez, paradójicamente, trasciende más allá llegando a alcanzar a más gente además de a la que va dirigido. ¿Acaso no se nos ha pasado por la cabeza qué pensará el cartero al ver ese sobre?
Sobre realizado por Roberto del fanzine Mastica Fuerte
Sobre realizado por Ida y Jara del fanzine La Raya
El sobre ayuda a evocar placer y afectos y, por extensión, a crear comunidad. A él, además, se le unen otros pequeños artefactos que circulan entre las creadores y los lectores tales como notas manuscritas, cartas, chapas, pegatinas o pequeños dibujos. Estos objetos tangibles transforman una relación imaginaria en una real: se genera una sensación de intimidad en la que la separación entre lector y creador es mínima. La estructura trabaja junto con el contenido para dar al lector la sensación de ser parte de una relación humana real. El lector siente que se le hace partícipe de un secreto convirtiendo al lector en algo más: en un cómplice. Esto es lo que Duncombe llamará estilo de conexión íntima:
«Los fanzines, como un medio material, tienen forma, y esta forma es parte del mensaje de los creadores a su público. La forma física del fanzine a menudo complementa su naturaleza personal, y como los fanzines están hechos a mano, las manos del creador son a menudo claramente visibles en la publicación […] Más que el dominio técnico, las personas que hacen fanzines valoran los lazos entre los creadores, lo que han escrito o dibujado, y la persona que está leyendo el fanzine. […] El amateurismo en lugar de la habilidad de emular (la estética) de los medios comerciales […] un estilo de conexión íntima»[4].
Este fenómeno explica la importancia de la materialidad del fanzine, cómo ésta facilita la creación de conexiones afectivas, y, en parte, despeja la incógnita de por qué siguen perdurando los fanzines en papel en un mundo en el que la tecnología nos facilita algunos de los objetivos que perseguimos cuando hacemos fanzines. 

Sobre realizado por Pepa Prieto del fanzine Ficken und lecken
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[1] El concepto de materialidad ha sido ampliamente estudiado desde el ámbito de los estudios culturales. En el terreno de los fanzines una de las autoras que más ha trabajado en ello es Alison Piepmeier (https://www.jstor.org/stable/41219799?seq=1#page_scan_tab_contents) o Frank Farmer (http://www.jstor.org/stable/j.ctt4cgk3b)

[2] JELETON, GELEN: “Archivas: conteniendo y desbordando prácticas feministas”, en Seminario: Historias y archivas del movimiento feminista en el Estado español. Celebrado en el MUSAC el 15 y 16 julio de 2016. https://vimeo.com/176167425

[3] MOYLAN, 
MICHELE; STILES, LANE: Reading Books: Essays on the Material Text and Literature in America. Boston: The University of Massachusetts Press, 1996. p. 2.

[4] DUNCOMBE, STEPHEN: Notes from Underground: Zines and the Politics of Alternative Culture. Bloomington: Microcosm Publishing, 1997. p. 103-104. 


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